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Como tenderos tenemos una ventaja competitiva muy fuerte frente a las tiendas de autoservicios y de conveniencia: la cercanía al cliente. Las relaciones sociales que se logran entablar a través de nuestros negocios con nuestros clientes llegan a ser objeto de envidia de las cadenas de supermercados.
En algunas ocasiones este tipo de relaciones nos ponen en situaciones incómodas, en casos concretos a la hora de fiar a los clientes.
El hecho de fiar a nuestros clientes puede fortalecer la lealtad de nuestros clientes al sentir confianza de nuestra parte, por otro lado puede afectarnos económicamente cuando las ventas fiadas se traducen en pérdidas financieras y en muchas ocasiones, en pérdidas de clientes.
Administrativamente fiar es una práctica común, en grandes empresas puede tener similitud con el crédito.
Antes de decidir si fiar es benéfico o perjudicial debemos imitar el comportamiento de las grandes empresas, es decir, antes de prestar dinero o mercancía debemos realizar un análisis de las personas a quienes fiaremos mercancía, tener ubicados sus domicilios, algún teléfono y en general conocer su comportamiento ético. Aunque parezca un proceso complejo para el préstamo de poca mercancía nos evitará perdidas monetarias y de clientes.
Si has decidido fiar debes registrar la venta que has prestado, el nombre del cliente, su teléfono y correo electrónico, esto te permitirá tener un control exacto de las ventas fiadas y del retorno de tu dinero.
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